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El FIT y Ucrania: la OTAN y Rusia ¿son “lo mismo”?

 

Ucrania guerra

El FIT y Ucrania: la OTAN y Rusia ¿son “lo mismo”? [1]

Aunque abundan las diferencias en su caracterización del conflicto, las tendencias internas del FIT han terminado por postular una posición resumida en las siguientes consignas: No a la guerra. Fuera Rusia de Ucrania. Fuera la OTAN. Abajo la burocracia restauracionista de Putin. Unidad de los pueblos de Rusia y Ucrania. Por la unión de los explotados del este y oeste en una Ucrania independiente, unida y socialista, en el marco de los Estados Unidos Socialistas de Europa, incluida Rusia[2]. Poco importa si “Abajo Putin” es una consigna que satisface a Biden y si las fuerzas neonazis aliadas a la OTAN definen el carácter de uno de los rivales de esa guerra; tampoco interesa que no existan núcleos, embrionarios al menos, empeñadas en construir una Ucrania socialista. Menos aún que hablar de unos Estados Unidos Socialistas de Europa es apelar a una abstracción para no definir quiénes luchan hoy en Ucrania.

El ultraizquierdismo ignora el dato central del problema: rige el imperialismo, que divide al mundo en naciones explotadoras y países que pugnan por sacudir su opresión. Así, traza entre los contendientes un signo igual, pretextando que ambos son “burgueses”. De ese modo, esta rara “izquierda” agrupada en el FIT, que se proclama trotskista, ignora sin más las enseñanzas de Trotsky, su presunto “maestro”. El compañero de Lenin repudió en su tiempo la posición planteada por trotskistas yanquis, en relación a la China invadida por Japón y tomó posición ante un eventual conflicto entre el gobierno del Brasil y Gran Bretaña,  desde Méjico: al distinguir entre países imperialistas y semicolonias, Trotsky apoyaba al Brasil, pese a su gobierno semi fascista y aunque gobernara el laborismo en el Reino Unido; y en el caso de la China, exigía luchar contra el imperialismo japonés, junto a Chiang Kai sek y el nacionalista  Kuomintang, sin subordinárseles, pero golpeando unidos al enemigo común.

Los “trotskistas” ignorar esas lecciones. Prefieren seguir a Nicolás del Caño y decir que todos “son lo mismo”. Pero en Ucrania se enfrentan dos adversarios de distinta naturaleza: el imperialismo mundial, con EEUU y la OTAN por un lado y, por otro, la Rusia de Putin, cuyo gobierno bonapartista asume la resistencia de toda la nación a la pretensión de Occidente de someterla a una condición semicolonial y, si fuese posible, fracturarla hasta la impotencia. Y privar a China –el enemigo mayor– de un aliado provisto de poder nuclear. Ante esa pugna está en cuestión (todo el mundo lo sabe, salvo los jefes del FIT) la hegemonía global que EEUU obtuvo al caer la Unión Soviética. No obstante, los seudotrotskistas repiten la abstención practicada en la pugna entre Scioli y Macri, un apoyo indirecto al imperialismo y sus secuaces.

En Ucrania, usan como pretexto para atacar a Putin su presunta unión con los oligarcas rusos, minoría  corrupta que usó la debacle final de la URSS para apropiarse delictivamente  de las empresas estatales. Omiten reconocer que esos multimillonarios, que fueron protegidos por el régimen de Yetsin y eternos  cómplices de las maniobras de Occidente que buscan someter y despedazar a Rusia –con Yugoslavia, como modelo– fueron atacados luego por Putin; su ascenso marca la voluntad recuperada del pueblo ruso de resistir al imperialismo y, por consiguiente, a sus aliados y secuaces dentro de la nación. Si se quiere ver sin anteojeras los hechos, es posible advertir que EEUU y la UE tienen claridad sobre este fenómeno, y buscan usar el poder económico de los célebres oligarcas[3] para doblegar a Putin y socavar su respaldo. Maniobras fracasadas, hasta hoy, ante la firme voluntad del Jefe de Estado, que afirmado en el poder, amaga con avanzar contra los grandes millonarios, expropiarlos o someterlos al interés general. Se trata, es obvio, de un proceso vivo, en desarrollo, en el cuál pugnan fuerzas opuestas: no es posible anticipar su resolución final. No obstante, permite definir la posición marxista ante Rusia y la guerra, atento a la naturaleza de las fuerzas antagónicas, su dinámica interna y las contradicciones sociales, que muestran la progresividad del proceso encabezado por el presidente Putin, frontalmente atacado por el poder imperialista. El periodismo occidental, y una buena porción de la intelectualidad burguesa admite abiertamente que en la guerra de Ucrania está en juego la hegemonía global de los EEUU y que un triunfo de Rusia abrirá un curso de poder multipolar, con implicancias favorables para la periferia semicolonial en que está inserto nuestro país y América Latina. Pero los jefes del FIT son más sensibles a la visión reinante en las usinas seudotrotskistas europeas y norteamericanas, a su vez complicadas con el mundo central. La satelización del seudotrotskismo a esos mentores y su cipayismo incorregible explican, creemos, su desatinada simpatía con las “revoluciones naranjas” preconizadas por la CIA, en la Libia de Kadhafi, la revuelta neonazi de la plaza de Maidán[4], en Bielorrusia y Siria, hoy en una guerra que puede alterar progresivamente las relaciones internacionales.

[1] Comparto con el lector una pregunta que me han planteado algunos compañeros: ¿Es preciso hacer el esfuerzo de criticar al ultraizquierdismo, en particular al FIT? La militancia nacional rechaza en general el rol que cumple,  su clásico antiperonismo, la propensión al delirio, el divisionismo sectario que ayuda objetivamente al bloque oligárquico. ¿No es suficiente? Por otra parte, la impermeabilidad de las sectas ante las reflexiones que contrarían  sus premisas, inutilizaría toda invitación a ver “el mundo real”. A pesar de todo, no lo creo así: sin esa crítica, las sectas ultraizquierdistas y el nacionalismo burgués se aúnan para oscurecer cómo se articula lo nacional y lo social y, sin comprender ese vínculo, es imposible triunfar en ambos terrenos, sellar la grieta, disputar a los jefes del nacionalismo burgués el liderazgo de las mayorías que jamás le arrebatará la “izquierda” cipaya, hueca y declamatoria. Y sin ganar esa batalla contra la burguesía “nacional” no se podrá liberar al país y la clase obrera.

El rechazo recíproco entre esos polos tiene un pobre reflejo en el plano de las ideas. En el terreno de la crítica, se ha dicho, el amorfismo ideológico del movimiento nacional deriva de su estructura social contradictoria, con una base obrera-popular y una jefatura burguesa interesada  en oscurecer la naturaleza de clase del programa que sostiene. No exige demasiado esfuerzo, en esas condiciones, comprender lo dificultoso que resulta para los voceros e intelectuales peronistas la crítica del FIT, sobre todo si registramos, con honestidad debida, el alcance limitado de lo que hoy es capaz de ofrecer a las masas una fuerza política tan alejada de las acciones históricas que la instalaron en el corazón del pueblo argentino. Por otra parte, no es claro qué beneficio puede representar para el liderazgo burgués la eventual liquidación del ultraizquierdismo ¡Nada más útil para la jefatura burguesa que una “izquierda” cipaya que le cede sin disputa la defensa de lo nacional e ignora el valor de representar a la patria! ¿Qué daño podría ocasionarle que esté dedicada a ganar una exigua representación parlamentaria, sobre la base de levantar consignas postmodernistas y dar impulso a la descalificación del movimiento real de la clase trabajadora y el nacionalismo popular? A nuestro entender, estamos ante una suerte de “división de tareas”: la jefatura burguesa obtiene, sin rivales, la representación de las clases enfrentadas al imperialismo, bregando para que las masas no adviertan la existencia de pugnas sociales, mientras “la izquierda” se aísla en una “lucha de clases” y demandas postmodernas, sin política revolucionaria, ajena a la presencia de la cuestión nacional.

Puede parecer extraño, pero el cipayismo de “izquierda” protege y prestigia a la jefatura burguesa. Fue así en 1945, con los “partidos obreros” subidos al carro de la Unión Democrática. El socialismo revolucionario, mientras sostiene al nacionalismo contra el poder imperialista, debe llevar a cabo, simultáneamente, una tenaz crítica de los límites del mismo y su contracara “de izquierda”, alertando a los militantes que honestamente buscan en el nacionalismo burgués o el ultraizquierdismo un medio idóneo de transformación del mundo.

2] Resumimos los términos del proyecto de declaración presentado en la Cámara de Diputados de la Nación por el bloque del FIT, que se supone expresa una posición común, aunque se aproxima más al punto de vista del PTS y la Izquierda Socialista, los grupos más degradados de todo el Frente, que reprochan al Partido Obrero por ser condescendientes con el gobierno de Putin, en lugar de considerarlo el enemigo principal.

[3] Usamos el término para no complicar la interpretación del lector, sin convencimiento alguno. Los millonarios de Occidente no son mejores que los oligarcas paridos por la desintegración de la URSS, que imitan el modelo y hasta prefieren vivir fuera de Rusia, con descaro y ostentación de su riqueza mal habida. La diferencia aducida a favor de los antiguos y nuevos ricachones europeos y norteamericanos de que estos protagonizaron un proceso de acumulación supuestamente “legítimo” ignora que la propiedad siempre es “un robo” del esfuerzo ajeno. En relación al punto, es curioso ver que algunas sectas omiten hablar también de los oligarcas ucranianos, que están en el poder, después de financiar la carrera política de Zelensky, el payaso.

[4] Los ultraizquierdistas omiten considerar el rol de los neonazis, el más firme apoyo de la OTAN en Ucrania, que los provee de armas e instruye sus tropas, incorporadas a las Fuerzas Armadas del país. Fuera la OTAN de Ucrania es, en ese marco, una impostura: no hay allí, enfrentando a Rusia, ninguna fuerza independiente de Occidente. Por otra parte, como lo ha demostrado en un luminoso estudio Jorge E. Spilimbergo, el nazismo se originó fuera de Alemania, precisamente en los límites del imperio austriaco, cuando este integraba a Ucrania occidental. Ver: Jorge E. Spilimbergo, De los Habsburgo a Hitler – Sobre la cuestión nacional en Europa http://www.formacionpoliticapyp.com/2015/04/de-los-habsburgos-a-hitler/

5 pensamientos sobre “El FIT y Ucrania: la OTAN y Rusia ¿son “lo mismo”?”

  1. Desde La Plata gracias Aurelio por el comentario. Es necesario que el juego que le hace esta izquierda a la derecha es trajico y siempre hay que ponerlo en evidencia.

  2. Gracias por la lucidez analítica Aurelio, es así, desde el llamamiento al voto en blanco y esta terrible e insufrible “posición” que ni siquiera vale la pena denominarla política, aunque y lamentablemente, lo es. Encima se creen dueños de una verdad “neutral frente a la burguesía” No se los puede ni deben denominarse trotskistas. Trotsky fue un Marxista-Leninista perseguido por el ego exacerbado de Stalin, es para otro tema. La ultra izquierda argentina es de una mentalidad burguesa que sólo suma al imperialismo YANQUI y sus aliados….