Archivos de la categoría NOTAS SOBRE CÓRDOBA

NOTAS SOBRE CORDOBA

Córdoba, ayer y hoy, en el 17 de Octubre de 1945

 

peron y octubreAunque dice el refrán que Dios atiende en Buenos Aires y parece ratificarlo el papel decisivo que tuvieron las movilizaciones hacia la Plaza de Mayo de aquel día, en cuyo trascurso las masas obreras crearon el peronismo, en el interior del país los trabajadores hicieron también un aporte valorable. Es más, la FOTIA tucumana declaró la huelga general revolucionaria el 15 de octubre, mientras un sector del sindicalismo rosarino hacía otro tanto. Sin ocupar un lugar de vanguardia, como aquéllos, los obreros de Córdoba no fueron espectadores en esas jornadas, que obraron como una bisagra en la historia social y política de la Argentina[1].

En la provincia, las luchas trascendieron a la capital “docta”; involucraron a ciudades industriales del interior, como San Francisco y Villa María, donde había surgido una potente metalurgia, con la producción de repuestos y maquinaria agrícola. Hasta allí llegaron los temblores de octubre[2]. Éstos tuvieron, es obvio, un alcance más importante en la ciudad de Córdoba, correlativo con la mayor concentración proletaria.

En una nota reciente, el historiador César Tcach[3] desarrolla la visión antiperonista del suceso, en clave “de izquierda”. La intervención de la CGT cordobesa, dirigida por el socialista Bruno Herrera y la persecución a los gremialistas del PC; el rasgo más odioso de la acción realizada por la famosa Secretaria de Trabajo y Previsión, es presentada como la fórmula que “despejaba el camino” al Coronel Perón; su atención favorable a las demandas obreras de los sindicalistas a los cuales se había aproximado, son valoradas por el autor mencionado como la expresión de “una estrategia”, en implícita contraposición al sindicalismo opositor (PS y PC), que él presenta, implícitamente, como auténticos defensores de la clase obrera, no motivados por fines ajenos a las necesidades de sus bases[4]. Esto, obviamente, no es así. Los intereses obreros en modo alguno hacían aconsejable a ningún dirigente fiel a sus bases una política de enfrentamiento con un gobierno que, por primera vez en muchos años, concedía mejoras a todos los trabajadores. Si los sindicalistas del Socialismo y del Partido Comunista eligieron otro camino, aliándose con los sectores más antiobreros de la sociedad argentina, no fue respondiendo a la presión de los asalariados, sino enfrentándolos[5], liquidando el prestigio de que habían gozado, hasta entonces. Anacrónicamente, Tcach también alude a que se busca imponer “el disciplinamiento verticalista propios del universo militar”; algo que no ocurría en ese momento, ya que Perón lo impuso luego de llegar a la presidencia de la nación, cuando sí atacó al Partido Laborista y los jefes sindicales que pretendían preservar su autonomía política, como hemos señalado en otro lugar[6].

En aquel momento, con Perón en Martín García y las conquistas obreras puestas en duda por la presión oligárquica sobre las FFAA, los partidarios del Coronel en el seno del gobierno y, desde luego, los trabajadores y sus dirigentes leales, lejos de privilegiar potenciales contradicciones, se empeñaron en dar un vuelco a la situación adversa. Federico de Uña, del Sindicato del Dulce y Hernán Joffré[7], de UTA, fueron los líderes de la Federación Obrera de Córdoba; Enrique Álvarez Bocco, de Luz y Fuerza, fue otra figura de 1945. Esas organizaciones, con la Unión Ferroviaria, los Cerveceros, los obreros del Instituto Aeronáutico (novedosa designación de la Fábrica Militar de Aviones), los Canillitas y los Molineros se destacaron como expresión del nuevo sindicalismo. En el 17 de Octubre éstos y otros trabajadores ganaron la calle; se reunieron en la Plaza San Martín, por la noche, para festejar la liberación del coronel Perón y las noticias que llegaban de Buenos Aires; y el día 18, cumpliendo el paro general resuelto, protagonizaron movilizaciones y actos de repudio del que fueron blancos los centros activos y simbólicos del bloque oligárquico-imperialista, como IICANA,  el Club Social y el Jockey Club, la Bolsa de Comercio, los diarios antiperonistas La Voz del Interior y Córdoba, Feigín Hermanos y las sedes sindicales socialistas y comunistas, a las que veían como comparsas del frente antiobrero[8]. Otro tanto cabe decir del ataque al domicilio del rector de la Universidad, Rodolfo Martínez, otro notorio estigmatizador de “las turbas”[9]. Un mes después, esos nucleamientos sindicales darán nacimiento, en la provincia, al Partido Laborista, que llevará al parlamento a Federico de Uña, entre otros.

De los dragones a las pulgas[10]  

En una conversación, ya entrado el presente siglo, un delegado del Sindicato de Luz y Fuerza que redondeaba entonces los cuarenta años y se identificaba con el peronismo de Néstor Kirchner,  me advertía, para explicar diferencias intergeneracionales en la clase trabajadora, que el peronismo visible para aquéllos que como él cumplieron 20 años en la década del 90, fue el menemismo. En consecuencia –planteaba– era natural la pérdida de esa “confianza firme” (esta expresión fue suya y no se me ocurre una mejor) que los trabajadores de otras épocas tenían en el movimiento que se fraguó en las batallas de 1945.

Es necesaria una gran necedad para no entender esa somera lección de cómo se constituyen y van trocando las identidades políticas. El peronismo schiaretista es en Córdoba un transparente modelo de cómo pueden perderse los contenidos originales; una fuerza popular puede incluso modificar sus bases de apoyo –sustituir el fervor de los trabajadores y el pueblo de los centros industriales, por el respaldo de las clases rurales conservadoras del interior cordobés– aunque intente vender gato por liebre preservando símbolos y rituales vacíos de los que fue algún día su plataforma original.

Sin embargo, esa estafa, apoyada con los recursos que provee el poder, no resiste el examen. Si los obreros cordobeses de octubre del 45 vieron en la Bolsa de Comercio al enemigo de clase y a una entidad que operaba contra el interés nacional, Manuel Tagle, su actual vocero, militante fanático del conservadorismo neoliberal, es un sostén del gobierno de Schiaretti y una fuerza partidaria que se siente a gusto en esas compañías, con la Fundación Mediterránea y el Jockey Club, en el ambiente de los yuppies, los banqueros internacionales y demás sanguijuelas de la Córdoba actual. Toda esta tropa, sin excluir al gobernador, no duda en apoyar a Mauricio Macri si la hora exige optar entre Cambiemos y una política que responda a las mayorías populares y la defensa del país, para no hablar de acciones encaminadas a liberar al país, semejantes a las jornadas de Octubre del 45.

Córdoba, 16 de octubre de 2020

Notas:

[1] Según mis conocimientos, no existe una crónica que dé cuenta de los sucesos que ocurren en el interior del país en los días que van desde la prisión de Perón al 18 de octubre. Por nuestra parte, apuntamos, de un modo ilustrativo, algunos datos: el 17 de octubre, dice una nota del diario La Capital, de Rosario, en Tucumán “se vio también a trabajadores organizados en escuadrones, desfilando en sus cabalgaduras”, dirigiéndose hasta la Plaza Independencia, donde se hizo el acto. Otros llegaron en ómnibus, en “autos de transeúntes”, y a pie; en Salta, el 17 hay paro general y los ferroviarios desenganchan los vagones del tren Salta-Tucumán, que no pudo seguir a Rosario de la Frontera; el 18 hay paro y manifestación en La Plata y los trabajadores apedrean los diarios “El Día” y “El Argentino”; en Santa Fe la actividad es nula y el 18 hay una manifestación; en la noche del 17, la Federación Obrera Sanjuanina, con bombas de estruendo, anuncia la declaración de huelga general para el día siguiente, en el que se realiza una manifestación; en Paraná se paraliza la actividad, el 18, y los trabajadores llevan a cabo una manifestación; en Formosa, para el gremio ferroviario; en Rosario “puede decirse que toda la zona céntrica, era recorrida por grupos de trabajadores, que por diversos medios venían de los suburbios”, el día 18; en San Luis hay un acto, en apariencia “cuasi oficial”, el 19 de octubre; en Corrientes, paro y manifestación el 20; en Rafaela se paraliza el transporte, en los talleres sólo se trabaja hasta el mediodía, hay manifestación a la tarde; entre 3000 y 3500 trabajadores de Cañada de Gómez, “en la Plaza San Martín”, cantan el himno, con el transporte y los ferrocarriles en huelga, el día 18; en Venado Tuerto, a la mañana, los trabajadores obligan a los comerciantes a cerrar, para asegurar el paro. En Mendoza, según Yamile Álvarez, en su trabajo “En torno a los orígenes del peronismo mendocino”, hay paro y manifestaciones el día 18. En la lejana Patagonia, aunque no puedan registrarse conmociones en esos días, es claro el proceso de sindicalización masiva que pone fin al omnímodo poder de los terratenientes locales.  La suma de estos datos sustentan, sin duda, las referencias hechas por la conducción nacional de la CGT sobre la “presión constante del interior”.

[2] Los fenómenos derivados de la crisis del 30 y la guerra mundial incidieron también en la economía cordobesa como factores de impulso al desarrollo industrial en esos años. De 1935 a 1946, el número de establecimientos industriales, en toda la provincia, asciende de 3000 a 8500, y de 994 a 2100 en la ciudad capital. El personal del sector, en el mismo periodo, pasa de 23.600 a 57.028 y de 10.483 a 21.635, respectivamente

 [3]  Ver César Tcach, “Medianoche peronista en la plaza San Martín”, La Voz del Interior, 4 de octubre de 2020. A mi juicio, las valiosos aportes de este historiador a la historiografía argentina (Sabattinismo y peronismo es una obra de gran valor, como lo son los trabajos sobre los peronismos provinciales compilados por él, junto a Darío Macor, en los dos tomos de La invención del peronismo en el interior del país), aunque muestran a un ensayista pulcro y honesto en el manejo de las fuentes, padecen su inscripción de nostálgico admirador del sabattinismo histórico, incapaz de comprender que la aparición del peronismo lo superó dialécticamente, razón por la cual a partir de Perón, Sabattini fue un náufrago “nacional”, arrastrado por la historia a las costas hostiles del universo oligárquico, que lo esterilizó para siempre.

 [4] Un claro ejemplo de la ruptura entre los dirigentes gremiales del PS y el PC se verifica en el caso de Río Cuarto, donde el poder sindical formal sigue siendo suyo en octubre del 45. Por esa razón, el Comité de Unidad Sindical  “repudia enérgicamente todo paro o intento de huelga que elementos peronistas pretenden realizar”, lo que no impide que en febrero de 1946 el peronismo gane en los barrios obreros, como cuenta Rebeca Raquel Camaño, en “Centralización estatal y predominio del radicalismo garzonista en los orígenes del peronismo de Río Cuarto”.

[5] Esta actitud puede observarse, a título ejemplificativo, en los actos que se realizan el 31 de agosto de 1945 en homenaje a los exiliados que regresan del Uruguay, Silvano Santander, Agustín Araya y Julio A. Noble, de los que da cuenta la Voz del Interior, al día siguiente. Junto a esos oradores del más rancio antiperonismo, hablan en esos actos Miguel Ávila, en nombre del PS, y Rodolfo Aráoz Alfaro y Silvia Bergman, del PC. En el turbio maridaje de la derecha y “la izquierda”, con el radicalismo sabattinista negándose a sostener el bloque antinacional pero incapaz de sustraerse a la presión del mismo y responder a las sugestiones del Coronel Perón, ocurren cosas tan insólitas como el caluroso respaldo del Dr. Horacio Martínez, presidente de la Bolsa de Comercio, al “enérgico Stalin, gobernante de la Nueva Rusia”, que recoge en su edición del 1° de setiembre el matutino cordobés, en el mismo acto en el cual habla el cónsul británico, Mr. Herbert Davies. En semejante marco, es comprensible que Aráoz Alfaro llame a unir “a todos los partidos y clases sociales”, tras el “nuevo imperativo de la reconquista de la dignidad nacional” y Nadra, también PC, cite al conservador Aguirre Cámara, para llamar a “la lucha incesante para arribar al puerto de la libertad”, antes de dirigirse hacia la Confitería del Plata a tomar un cocktail con todos los “demócraticos”. Pareciera que a Tcach no se le ocurre imaginar cómo juzgarían los trabajadores de Córdoba a sus antiguos dirigentes sindicales al verlos asociados a fuerzas y figuras del Jockey Club y el Club Social.

 [6] Ver, del autor, “La conducción vertical después de Perón”, en http://aurelioarganaraz.com/politica-argentina/la-conduccion-vertical-despues-de-peron/

 [7] Pude entrevistar a Hernán Joffré, en 1974. Había simpatizado, antes del golpe de 1943, con Amadeo Sabattini; mendocino de origen, había militado en las huestes del lencinismo antes de mudarse a Córdoba.

[8] Se ha querido responsabilizar a los trabajadores del ataque a la Sinagoga y el Banco Israelita, omitiendo que  los protagonizan grupos marginales del fascismo criollo, como la célebre Alianza Nacionalista, que atribuyen a Perón inclinaciones antisemitas que el Coronel desmentirá durante los diez años de su ejercicio del poder. Esos grupos, complementando la propaganda de la Unión Democrática, aterrorizarán a la comunidad judía en 1945, hasta que los hechos prueben que el peronismo no viene a perturbar su vida. No debería omitirse, por otra parte, que el Interventor Oderigo clausura el local del grupo fascista el 20 de noviembre.

[9] La unidad obrero estudiantil, consigna central en la Reforma del 18, es traicionada en 1945, al enfrentarse la   Universidad y el movimiento estudiantil con el movimiento obrero. Recién la restablecieron, muchos años más tarde, los protagonistas del Cordobazo.

[10] La expresión de Marx “sembré dragones y he cosechado pulgas” sirve para contrastar la identidad original del movimiento parido por el 17 de Octubre y el peronismo “cordobesista” que padecemos hoy. Esa involución en modo alguno es responsabilidad de los trabajadores, que la padecen. Aclarado ese punto, señalemos una obviedad: siendo el propósito de esta nota valorar la significación actual del 17 de Octubre, con una visión atenta a los problemas actuales de la clase obrera y el movimiento nacional, nos desentendemos de la tarea de extenderla y abarcar, aunque sea someramente, la singular historia del peronismo cordobés.

EL BRIGADIER JUAN BAUTISTA BUSTOS NO ERA “CORDOBESISTA”

conles y bustosLos taparrabos históricos del gobernador Schiaretti

Cada vez que el país logra darse un gobierno nacional y popular, Schiaretti exalta las bondades de que la provincia “defienda su autonomía”. Si gobierna Macri, en cambio –omitamos recordar sus vínculos con Menem y el inefable Cavallo– no duda en respaldar la entrega del país al bloque oligárquico y los centros financieros del poder global. Consecuentemente, sea como sea, gobierna en beneficio de esas fuerzas, siempre. La Bolsa de Comercio, la Fundación Mediterránea y la Sociedad Rural tienen en cada ocasión, en él, un intérprete de sus deseos, cuando deben lidiar contra el pueblo argentino.

Semejante política, para ser viable en una gestión que se declara peronista, necesita neutralizar otras presiones posibles. De allí las concesiones, últimamente muy acotadas, al movimiento obrero, al que le fue cedido, durante largos años, la cartera de Trabajo, algunos lugares en el gabinete provincial, un par de cargos en la legislatura unicameral. De allí también cierta asistencia a los movimientos sociales, las precarias viviendas construidas para erradicar una población villera antes ubicada en terrenos que se valorizaron con el desarrollo urbano y eran apetecidos por la especulación inmobiliaria. De allí, para llegar a nuestro asunto, la necesidad de apelar a taparrabos históricos, que muestren, en ese ámbito menos crematístico, una filiación imposible de sostener en el campo de los negocios, verdadero objeto de interés y parteaguas para quienes conforman el stablishment cordobés, dispuesto a tolerar que llenar la bolsa exige “sacrificar” ciertas adscripciones simbólicas.

Para ser breves: si la valuación fiscal de las propiedades agrarias se mantiene atrasada y gracias a ese favor los señores de la soja pagan una miseria ¿no cabe permitir que alguna autopista lleve el nombre de Agustín Tosco o Atilio López? Paris, dice el refrán, bien vale una misa…

Pero, en algunos casos, como éste que nos ocupa, Schiaretti pretende pasarse de listo. En La Voz del Interior del 20.09.2020 –admitimos que el hecho motiva nuestra respuesta– tiene la desvergüenza de citar al compañero y amigo de la Izquierda Nacional, Denis Conles Tizado, para sostener una imagen del Brigadier Bustos que se acomoda al perfil de su rancio “cordobesismo”. Y, ya que Denis falleció en el año 2003, antes de soportar que se revuelva en la tumba, salimos en la defensa de una trayectoria clara en defensa de las ideas de nuestra corriente, que abarcan, es obvio, lo que ha dado en llamarse el revisionismo histórico de la Izquierda Nacional, que incluye las figuras de Jorge Abelardo Ramos, de Jorge Enea Spilimbergo, en el orden nacional y de Alfredo Terzaga, Roberto Ferrero y el propio Conles, en la provincia de Córdoba.

El párrafo del que se vale el contador Schiaretti para distorsionar la visión del compañero Denis es una referencia, en cierto modo marginal, de su obra sobre Bustos. Dice lo siguiente: “En momentos en que las pasiones políticas, la intolerancia ideológica, los intereses inconciliables sumen al país en luchas de extrema crueldad, Juan Bautista Bustos impone en Córdoba un estilo democrático, popular, tolerante, honesto, pacífico, gobernando con todos los partidos y factores de poder”[1]. En el marco de la defensa del Brigadier cordobés, el sentido del párrafo es salir al cruce de la distorsión realizada por la escuela mitrista, que lo pretende sectario, violento y bárbaro. Pero está muy lejos de presentar a Bustos como una suerte de Mahama Ghandi; o mejor dicho, de la imagen del hindú difundida en Occidente por los charlatanes que pretenden soslayar el dato de que la “no violencia” estuvo al servicio de la lucha tenaz por la independencia de la India. Y, en el caso de nuestro prócer, por la tarea de unir a las fracciones de Córdoba detrás de un objetivo para el cual la “autonomía” provincial, que en boca de Schiaretti es un fin en sí mismo, era un instrumento contra la tiranía unitaria –oligárquica, mitrista, precursora del bando que representa Macri– y el modo de obtener una base territorial desde la cual promover una política nacional, por sus contenidos y alcances, que ni siquiera se limitaba a organizar al país, que el Brigadier sentía su “patria chica”, sino que hacía suya la voluntad bolivariana de la unidad continental. Como puede verse, estamos muy lejos de la mentalidad aldeana, mezquina y neoliberal –rivadaviana, mitrista– del gobernador de Córdoba.

Esta opinión, que fue la de Conles, es también la de Roberto Ferrero, que caracteriza a Rivadavia como “estrechamente localista”, en contraposición a Bustos[2]. Éste, mal que el pese al ventajero Schiaretti, no era “cordobesista”, tal como lo prueban sus simpatías hacia Bolívar; clara expresión de una visión para la cual, emulando a Monteagudo, la patria era “la extensión de América” ¡Cuánta distancia entre esta mirada y la mera consideración de las relaciones con el Brasil como una oportunidad para “los buenos negocios” de nuestras automotrices de capital extranjero! ¡Éste es el límite del “latinoamericanismo” cordobesista! El aporte histórico de Denis Conles coincide, asimismo, con el trabajo pionero de Alfredo Terzaga, el exponente mayor, sin duda, del revisionismo histórico socialista en Córdoba. Medió, entre ambos, una estrecha amistad y colaboración intelectual, reflejada en el hecho de que Denis tuviera a cargo completar el segundo tomo de la Historia de Roca; trunca por el fallecimiento de Terzaga, en el fatídico año de 1974.

Dice Terzaga, luego de trazar el cuadro de situación posterior al levantamiento de Arequito, punto de partida del gobierno de Bustos, en 1820: “Lejos de atrincherarse en ese aislamiento –que el país sólo conocería cuando la Federación se convirtiera en ´santa´– el general Bustos concibió una política de gran alcance, proseguida empeñosamente en toda la década de 1820 a 1830, y que miraba el destino de su provincia en estrecha conexión con la cuestión americana y con la organización constitucional de las regiones dentro del sistema federal. Puesto en esa tarea, logró sustraer a Córdoba de las turbulencias del año XX; darle una constitución progresista y una buena administración; mediar en el conflicto entre el Litoral y Buenos Aires; convocar al Congreso Nacional de 1821, saboteado por Rivadavia; mantener contacto permanente con las demás provincias, con O’Higgins y San Martín, y más tarde con Bolívar; organizar la resistencia y el repudio provinciano contra la constitución unitaria de 1826, y proponer, en 1827, un proyecto de bases para un nuevo congreso nacional a reunirse en Santa Fe”[3].

¿Hace falta ofrecer más pruebas de que el General Bustos hizo de Córdoba una plataforma desde la cual llevar una lucha constante y abnegada por constituir la Nación, sin renunciar a la perspectiva de unidad continental? ¿Si no fuese con estas miras, qué sentido tenía mantener relaciones con las más grandes figuras de la emancipación americana, que hemos mencionado? Sólo para no fatigar al lector omitimos referirnos al proyecto de Bustos sobre la Federación de Puertos, que expone Terzaga en el trabajo que citamos, para concluir que dicho proyecto –cuya esencia es crear un sistema rentístico de carácter nacional, en contraposición al Puerto Único pretendido por los porteños– es “la más palmaria refutación a la futura leyenda sobre el egoísmo localista”. Es así: el único localista, interesado en traer a Juan Bautista Bustos en su auxilio, tramposamente, es Schiaretti, que tiene la sinceridad de señalar la participación de nuestro primer gobernador en la lucha contra las Invasiones Inglesas como lucha a favor “de Buenos Aires”, como si no se tratase de la defensa del país. Es comprensible: si atendemos a su posición ideológica actual y al sistema de intereses a cuyo servicio actúa el actual gobernador de Córdoba, es más fácil imaginarlo brindando una bienvenida al General Beresford que incorporándose como Bustos a un cuerpo de Arribeños, para resistir la invasión.

Por esas razones, no podemos aceptar en silencio que el honrado y consecuente escritor, militante y difusor de nuestras ideas, compañero Denis Conles Tizado sea mal citado y se mancille su memoria, tomando maliciosamente una frase aislada de su reivindicación de Bustos con el objetivo perverso de usar como taparrabos al federalismo provinciano del siglo XIX, que fue nacional, popular, democrático y revolucionario.

Córdoba, 24 de setiembre de 2020

[1] La Voz del Interior, 20.09.2020, Nota editorial, Juan Schiaretti, “El legado democrático y dialoguista de Bustos tiene plena vigencia”.

[2] Roberto Ferrero, Figuras y cuestiones de la Córdoba Latinoamericana, pág. 25. Ediciones Córdoba en América Latina, 1998

[3] Alfredo Terzaga, Claves de la Historia de Córdoba, pág. 107, Ed. Universidad Nacional de Río Cuarto, 1996.

EL CORDOBAZO, A CINCUENTA Y UN AÑOS [i]

Cordobazo foto clásica

¡Arriba los de abajo! ¡Gloria al heroico pueblo de Córdoba!

Así titulaba la primera página de LUCHA OBRERA, el periódico del PSIN (Partido Socialista de la Izquierda Nacional), celebrando la sublevación obrera y popular que hería de muerte al gobierno oligárquico del General Onganía, el 29 de Mayo de 1969. La mejor manera de trasmitir una imagen de la magnitud de aquella gesta, a mi juicio, es decir que quienes protagonizamos el levantamiento sólo pudimos ver escenas parciales, sin adquirir en el mismo día una dimensión plena del movimiento de masas. Podría decirse que en una ciudad de radio extenso hubo Cordobazo en todo el éjido urbano y cada uno de nosotros sólo vivió una parte de suceso. Salí de mi trabajo, en una oficina céntrica, para sumarme a la lucha, a las once de la mañana, fui uno entre miles en el centro de la ciudad (una 60 manzanas), estuve en muchas docenas de fogatas, marché con estudiantes y trabajadores del Estado y al final del día, con otros compañeros, cuando entraba a la ciudad la represión militar –las fuerzas policiales se retiraron vencidas al mediodía y la ciudad quedó en manos del pueblo –nos dieron refugio en un lujoso departamento de la zona céntrica, en el cual pasamos toda la noche, con gente que nunca habíamos visto y cuya condición social de clase media acomodada no le impedía actuar así, ya que nos dio asilo sabiendo perfectamente que veníamos de las calles, que las tropas estaban procurando controlar y  que nos refugiaban porque corríamos peligro.

Sólo en los días siguientes supimos que hasta en los barrios más distantes hubo pueblada. Y vimos que en las avenidas por las cuales ingresaría el Ejército, pintadas anónimas (obreros, estudiantes, simples vecinos, sin intencionalidad partidista) plasmaban el llamado habitual en las sublevaciones históricas de todos los pueblos:

¡Soldados, Hermanos Nuestros, NO TIREN!

Eso fue el Cordobazo. En los días previos, gigantescas asambleas obreras y estudiantiles muestran una caldera que acumula presión. Aparecen formas de democracia directa en el ámbito estudiantil y transforman momentáneamente en formas perimidas a los Centros Estudiantiles, los órganos de la habitual democracia representativa. Ahora los cursos deliberan todos los días, eligen delegados y éstos se estructuran como Cuerpos de Delegados, guiados por mandato directo de la base. Es la política el tema de todos. Pero esta situación, fruto de un largo proceso, en parte silencioso hasta para los más enterados, no debe engañarnos, si se trata de capitalizar, con mirada actual, aquella experiencia.

Valga lo anterior para el tema de “la espontaneidad”, esgrimido hoy por sectas ultraizquierdistas que pretenden ignorar que el paro activo fue convocado por una decisión unánime del Plenario de Secretarios Generales de la CGT; es decir, por la famosa “burocracia”. En aquel momento, con ese pretexto, la ultra invitó a “ir a los barrios”, ya que al centro de la ciudad llamaban “los burócratas”. Nunca reconocerían la gran pifiaba, ni aprenderán nada. En otro sentido, no obstante –la mirada dialéctica es así– cabe hablar, en sentido marxista, de acción espontánea: no hubo una conducción revolucionaria; nadie pensó, con la ciudad tomada, en ocupar sin más la Casa de Gobierno, ese símbolo del poder. Dada esa situación, la Izquierda Nacional caracterizó al Cordobazo, luego de ser protagonista de sus hechos[ii], como pre-insurreccional. Era eso, ni más ni menos.

El Onganiato, es claro, había creado el marco necesario para el gran estallido, al extender hacia las clases medias, en particular, al estudiantado, la proscripción impuesta en 1955 al peronismo y los trabajadores, mientras piloteaba un proceso de concentración y extranjerización de la economía argentina, que estaba lejos, de todos modos, de tener los alcances que adquirió más tarde, desde 1976 hasta la terrible crisis del 2001, abarcando a gobiernos civiles y militares. Era suficiente, en la circunstancia aquélla, para promover un modo de “alianza plebeya”, no reiterado posteriormente. En cierto sentido, si obviamos el Proceso, podría decirse que los neoliberales posteriores, incluido   Menem, tuvieron “la astucia” de adormecer a la Universidad –y obviamente a los estudiantes–, al respetar las banderas formales de la Reforma –la Autonomía Universitaria– como tributo pagado a su desentendimiento ante los dramas del país y a su propio destino en el lamentable cuadro de la decadencia de la Argentina.

Muchos sobrevivientes de la experiencia setentista, por lo menos en Córdoba, suelen preguntarse cómo es posible que el pueblo del Cordobazo sea el mismo que luego pudo votar a Macri, a la UCR o Schiaretti. Quizás este último sea una clave, al recordar que fue protagonista del suceso. Es que algunos somos todavía fieles al sentimiento patriótico y a la lucha por liberar a nuestra patria. El quebranto de otros refleja y sostiene la impotencia popular de nuestra época. Es necesario ante todo recuperar la palabra, es decir, la teoría revolucionaria. Lo exigen nuestros pueblos, que ante  la decadencia sistémica no podrán evadir las exigencias del destino. Y el país sólo tendrá fortuna si logramos reconstruir, con los recursos actuales y en estas condiciones, ese poderoso bloque de clases populares que se manifestó en Mayo de 1969. Sin ese frente nacional, popular, democrático y revolucionario, proyectado a la lucha por la unidad latinoamericana, no habrá porvenir para los argentinos y su tierra.

NOTAS:

[i] Con ínfimas modificaciones el texto reproduce el que se publicó en el n° 66 del periódico Patria y Pueblo, en mayo de 2019. Es obvio que al título se le añadió un año más.

[ii]  Sería odioso y estúpido sobreestimar el papel de la Izquierda Nacional en el Cordobazo. Con esta salvedad, hago notar tres datos significativos: 1) El único dirigente político –los demás eran líderes sindicales –que fue detenido, un día después del 29 de Mayo, por las fuerzas militares, fue Víctor Hugo Saiz, Secretario General del Comité Zonal Córdoba del PSIN, al que se liberó luego de algunos días; 2) En la foto más conocida del gran acontecimiento, que recorrió el mundo como portada del Almanaque Mundial, en la que algunos manifestantes hacen huir a la policía montada, sobresalen las figuras de Mario Di Rienzo, Raúl Lagos, “el Petizo” García y “Chicho” Castello, militantes del PSIN; 3) La consigna coreada por el Cordobazo fue lanzada por nuestro partido en un volante tipo “mariposa” y decía: “¡luche, luche, luche/no deje de luchar/por un gobierno obrero/obrero y popular!” No es poco.

LA GALLINA DE LOS HUEVOS DE ORO Y EL PARTIDO NEOLIBERAL CORDOBÉS

Publicada en Patria y Pueblo – Año 9 – N° 47 – Noviembre 2013

 En Marcos Juárez, provincia de Córdoba, las primeras figuras de las cinco listas más votadas en las PASO expusieron su posición sobre distintos temas, dando prioridad, por las características de la zona, al tema agrario. Como era de suponer, Schiaretti, Aguad, Baldassi y Ruitort Seguir leyendo LA GALLINA DE LOS HUEVOS DE ORO Y EL PARTIDO NEOLIBERAL CORDOBÉS

DISCURSO Y VERDAD EN LA PRÁCTICA DELASOTISTA

Publicada el 23 de febrero de 2013 en aurelio-arga.blogspot.com y (reducido) en el N° 43 de Patria y Pueblo – Marzo de 2013

El rasgo que retrata más acabadamente a De la Sota es la impudicia en el discurso. Esto se vincula, a su vez, con ese desprecio por la inteligencia del público que es habitual en los demagogos de la derecha; algo que se manifiesta, en este caso, Seguir leyendo DISCURSO Y VERDAD EN LA PRÁCTICA DELASOTISTA

LUIS FARIAS Y EL PARTIDO ÚNICO NEOLIBERAL CORDOBES

Publicada el 08 de setiembre de 2012 en aurelio-arga.blogspot.com (*)

El ex ministro de agricultura de Angeloz ha vuelto a los diarios, al menos en Córdoba: prófugo de la Justicia Federal de Villa María, en la megacausa por evasión impositiva en la comercialización de granos, Seguir leyendo LUIS FARIAS Y EL PARTIDO ÚNICO NEOLIBERAL CORDOBES

LA CAJA PROVINCIAL PIDE A GRITOS UNA POLÍTICA NACIONAL Y POPULAR

Publicada el 26 de julio de 2012 en aurelio-arga.blogspot.com (*)

En lugar de provocar un debate serio, el déficit de la Caja de Jubilaciones de la Provincia ha generado vacuos discursos de Aguad, De la Sota y Juez que, con el coro de legisladores de sus respectivas fuerzas, compiten en demostrar quién es Seguir leyendo LA CAJA PROVINCIAL PIDE A GRITOS UNA POLÍTICA NACIONAL Y POPULAR

¿HACIA DÓNDE VA MARTÍN FRESNEDA?

Publicado como Nota de facebook, el 20 de abril de 2011.

 “Reconozco que antes del acto nos comprometimos con los funcionarios provinciales a que no habría ninguna expresión pública en contra del gobernador ni de De la Sota, y lo cumplimos. Nadie de La Jauretche silbó a Schiaretti ni al ex gobernador”, Seguir leyendo ¿HACIA DÓNDE VA MARTÍN FRESNEDA?

DESAFORTUNADO JUICIO DE CARLOS VICENTE

Publicada en notas de Facebook, el 23 de febrero de 2011.

Según el diario “Comercio y Justicia” del martes pasado, ante los anuncios de un pacto “de unidad peronista” que impulsaría la candidatura a gobernador de De la Sota, el viceintendente de Córdoba habría dicho: “Es el Scioli cordobés”. Creo que se trata de una apreciación errónea, que intentaré refutar, Seguir leyendo DESAFORTUNADO JUICIO DE CARLOS VICENTE

BARRILETE SIN COLA

Publicada en el diario “Comercio y Justicia” el 04 de octubre de 2010

 En diversos ámbitos ha llamado la atención la postura adoptada por Luis Juez ante las medidas que anunció Cristina Kirchner en relación a Papel Prensa. Junto a otros indicios, como el apoyo tardío al uso de las reservas del BCRA para cancelar deuda externa, la actitud sugiere que el senador cordobés desea reconciliarse con Néstor Kirchner y, Seguir leyendo BARRILETE SIN COLA

COHERENCIA Y CÁLCULO – Los dilemas del kirchnerismo con vistas a 2011

Publicado en el diario “Comercio y Justicia” el 23 Agosto de 2010.

Hace unos días, una mujer comprometida con el proceso que encabezan Néstor y Cristina, ante la posibilidad de que el kirchnerismo quiera mejorar su performance en 2011 por medio de un pacto con De la Sota y Cía., me decía: “Es preferible perder con dignidad”.

Inversamente, aquellos que defienden la posición pactista (exceptuando aisladas defensas a De la Sota, hechas en nombre del rechazo a un eventual triunfo de Aguad) alegan, como “realistas”, que lo importante es triunfar… Seguir leyendo COHERENCIA Y CÁLCULO – Los dilemas del kirchnerismo con vistas a 2011